EL BLOG DE LOS HIJOS DE ADÁN

sábado, abril 14, 2007

Sábado Santo - la sorpresa...



Los organizadores teníamos una sorpresa para los asistentes a la Pascua Juvenil: había visitas, eran los adolescentes y jóvenes de la Ciudad de los Niños, que venían a comer con nosotros.

Los sorprendidos fuimos nosotros, llegaron más chavitos de los que se esperaban, fueron no sólo todos los adolescentes y jóvenes, también los niños, así que el número de visitantes se duplicó.

Nadie tendría por qué saberlo, pero no había comida suficiente para todos... minutos de angustia.

Pero gracias a quienes se las ingeniaron para conseguir más refrescos, más panes y más tortillas, a quienes sacaron mesas, sillas y manteles extra, pero sobre todo, gracias a Dios, así como se multiplicó la gente, se multiplicó también la comida. Sabíamos que lo que había no alcanzaría para todos, pero comimos todos, hubo incluso segunda vuelta, y hasta sobró. Vivimos la multiplicación de los panes en vivo y a todo color. Nos quedó claro que no fuimos nosotros, sino Él, quien actuó.


Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena este pueblo, porque hace tres días que se quedan conmigo y ahora no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, desfallecerán por el camino, puesl algunos han venido de lejos".
Sus discípulos le contestaron: "¿De dónde podríamos sacar en esta soledad el pan que necesitan?"
Él les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?" Respondieron: "Siete".
Entonces, él mandó a la gente que se sentara en el suelo y, tomando los siete panes, dio gracias, los partió y empezó a darlos a sus discípulos para que los repartieran, y ellos se los sirvieron a la gente. Tenían además unos pescaditos; Jesús pronunció la bendición y mandó que también los repartieran.
Todos comieron hasta saciarse, y de los pedazos que sobraron recogieron siete cestos. Unas cuatro mil personas habían comido (Mc 8, 1-9).